Además de todas las ventajas que ofrece favoreciendo entre las partes una comunicación efectiva, que permita una mutua comprensión, una cultura positiva del conflicto como oportunidad de cambio, de crecimiento, de resolución pacífica de los problemas, de cooperación y colaboración, la mediación conlleva menos costes que los procesos judiciales y el tiempo para alcanzar una solución es mucho menor, y los interesados no pierden en ningún momento el control del conflicto, no han de enfrentarse a las incomodidades propias de los pleitos, la hostilidad propia que evocan, el sufrimiento emocional o la incertidumbre de la solución final a adoptar por un tercero ajeno a la situación.